En El Mariscal del Jamón te explicamos cómo el clima, la curación y la tradición influyen en el sabor del jamón.

El jamón ibérico es uno de los tesoros más preciados de la gastronomía española. Su aroma, su sabor y su textura nos acompañan durante todo el año, pero existe una curiosidad interesante: muchos paladares coinciden en que el jamón ibérico se aprecia aún más durante el invierno. ¿Mito o realidad? Te lo contamos.
❄️ El clima: el aliado silencioso del jamón
La magia del jamón no termina cuando se cuelga en la bodega. El clima juega un papel esencial en el desarrollo de sus matices. En los meses fríos, el ambiente suele ser más seco y estable, lo que favorece una maduración más lenta y homogénea.
Durante el invierno el jamón “respira” de forma más equilibrada; la grasa se infiltra de manera constante entre las fibras y los aromas se asientan. El resultado: un sabor más redondo, equilibrado y con mayor complejidad.
🔥 ¿Y en verano qué ocurre?
Con el calor la grasa del jamón se vuelve más fluida y la textura puede sentirse un poco más blanda. Los aromas se intensifican y, en ocasiones, aparecen matices ligeramente más dulces. Por eso muchos expertos recomiendan consumir jamón ibérico especialmente entre octubre y marzo, cuando el clima favorece el corte y la degustación perfectos.
Consejo práctico: si vas a comer jamón en verano, mantenlo en un lugar fresco y seco, evita la luz directa y corta las lonchas justo antes de servir para conservar su textura ideal.
🍷 El momento y el maridaje hacen la diferencia
El jamón no es solo un alimento: es también el protagonista de un momento. En invierno, una tabla de ibéricos acompañada de pan artesano y una copa de vino tinto o un fino convierte la experiencia en algo especial. El frío realza los sabores curados y ahumados, haciendo que cada loncha resulte aún más memorable.
🌿 Cómo lo hacemos en El Mariscal del Jamón
En El Mariscal del Jamón seleccionamos cada pieza respetando los tiempos naturales de curación y las condiciones óptimas de temperatura y humedad. Nuestro compromiso es que, vayas a donde vayas, cada bocado te transporte a la dehesa y a la tradición artesana.
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